
Querida Cristina,
Hay cosas que uno escucha, le cuentan, asume, imagina, pero que hasta que no las vive, en realidad no sabe nada de nada. Una de esas cosas es el fanatismo de los argentinos con el fútbol y especialmente con Maradona, a quién admiro -por razones bastante casuales- desde que tengo 7 años.
Por lo que he visto, el fútbol acá ocupa los grandes titulares, la mayoría de las conversaciones en el Subte, en la oficina, en el bar, es más importante que el precio del dólar, los cambios en el Gabinete, la caída de las bolsas en el mundo, la creación del amero, los juicios eternos, los piquetes diarios, la llegada de Obama al poder, la caída del precio del petróleo, la nacionalización de Aerolíneas, el deshielo del Perito Moreno, los paros, la estatización de las AFJP, el clima... me corrijo: no es importante, es lo importante.
Y si te pones a ver, es algo sencillamente coherente, si Maradona es Dios, el fútbol no podía ser otra cosa que el opio de este pueblo.
Sé que para muchos, sobre todo locales, no estoy diciendo nada nuevo, pero insisto, a mí me ha sorprendido y en este momento me siento en el deber de hacer la aclaratoria, a todos mis compatriotas no residentes, de que todo esto lo digo EN SERIO. No es una metáfora, es literal, es una realidad, como dicen los 3 Dueños, es la verdadera vida real y sólo viviendo aquí se puede llegar a sentir.
Pero Cristina, no creas que ya con esto puedes respirar tranquila o poner tus barbas en remojo mientras todas las demás arden a tu lado, mira que entre los amistosos, el torneo de apertura, el de clausura y las eliminatorias para el Mundial, aún queda algo de tiempo para que la gente se de cuenta de lo fea que se sigue poniendo la cosa... y sobre todo, no dejes de rogar que Maradona te agarre confesada.